Desidia

Muchas conductas cuentan con el calificativo de "dañinas" para el hombre por atentar contra su integridad, moral, salud y/o su bienestar. Y no tengo duda de que la "desidia" es una de ellas, pues no sólo limita la felicidad propia al dejar de hacer algo que nos genera una buena emoción, sino que en ocasiones limita también a terceros al reducir posibilidades de acción que pudieran llevar a una alegría compartida.

Es por ello que he decidido darle fin a mi desidia de escribir sobre algo que realmente me gusta: comer. 

Como lo comenté en mi primera publicación (hace ya 2 años y ahí es donde entra esta autocrítica), aprendí a disfrutar a comer gracias a la iniciativa de mi chefcita. Hoy ya son más de 30 restaurantes (de las famosas listas, los de moda, los de grandes chefs o simplemente los "trendy") los que he visitado, de los cuales podría compartir algo y sin embargo no ha sido así.

Hoy pongo fin a esta desidia. Comenzaré a compartir las crónicas de mis aventuras gastronómicas desde la perspectiva de una mortal sin experiencia técnica de la cocina pero con un corazón (y estomago) abierto a deleitarse con los sabores de la vida. Deseo que estas reseñas puedan ser buenas referencias para su próxima cita, festejo, salida o simple para disfrutar del buen comer.

Aprovecho para agradecer a todos aquellos que han compartido estas mesas conmigo porque también son ustedes protagónicos de esta narración.

¡Buen provecho!

Emile 

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